
Cuando los mártires de Chicago subían al cadalso, concluía la fase más dramática de la presión de las masas asalariadas por limitar la jornada de trabajo. Fue una lucha que duró décadas y cuya historia ha sido olvidada, ocultada o limpiada de todo contenido social, hasta el punto de transformar en algunos países el primero de mayo en un día festivo o en un día franco más. Pero sólo teniendo presente lo que ocurrió, adquiere total significación la fecha designada desde entonces como “Día Internacional de los Trabajadores”.
En el 1° de mayo de 1886 la huelga por la jornada de 8 horas estallo en los Estados Unidos, más de cinco mil fábricas fueron bloqueas y 340.000 obreros salieron a las calles y plazas a manifestar sus exigencias; pero en Chicago los acontecimientos tomaron rápidamente un sesgo violento que culmino en la denominada masacre de la plaza de Haymarket.
Hoy en día para este primero de mayo el panorama no es muy diferente que digamos. A pesar de que el presidente Juan Manuel Santos tiene como principal bandera de su mandato la generación de trabajo para sus compatriotas, no tiene en cuenta la calidad del mismo y no lo digo por la incompetencia de los colombianos sino por la incompetencia del gobierno, al pauperizar las condiciones laborales con políticas que no dignifican en absoluto al asalariado.
Entre ellas se encuentran la famosa ley del primer empleo, el aumento a la edad pensional, la existencia de cooperativas de trabajo asociado y las agencias temporales (tercerización), el aumento de la informalidad, el no pago de seguridad social y prestaciones sociales a más del 60 por ciento de los trabajadores, sin contar que Colombia es el país más peligroso para ser sindicalista: desde 1986, 2.861 de ellos han sido asesinados, 218 han sido desaparecidos forzadamente además de que están registrados más de once mil hechos violentos contra la comunidad sindical.
En Neiva se llevó a cabo una gran movilización que contó con la presencia de más de 800 campesinos y trabajadores procedentes del municipio de Tello, otros 300 de Colombia y Baraya, más de 5.000 entre la zona de Balsillas, el Pato y Guayabal, de Vegalarga unos 150, entre San Luis y Aipesito otro tanto igual, de Algeciras y Santana Ramos 2.000 y la capital hizo presencia con 3.000 personas para un total de 11.400 manifestantes aproximadamente.
Cifras que nos hablan claramente del desconcierto del trabajador huilense, que está inconforme y no se siente plenamente identificado con un gobierno que no le brinda las condiciones para ejercer una mano de obra calificada y bien paga en todos los sentidos, donde los sindicalistas son perseguidos y no hay un apoyo al agro que además se está viendo seriamente afectado por la ola invernal que azota a toda Colombia.
Los “Mártires de Chicago” fuero agitadores, periodistas y oradores del verbo; quienes se encargaron de la gran responsabilidad, diría yo, de prender la chispa de esta gran revolución en pro de la lucha obrera y la reivindicación de sus derechos, informando de la situación laboral no solo en Norteamérica sino también en Europa, haciendo consciente a los obreros de la explotación a la que eran sujetos por el patrón, este tipo de responsabilidades son las que a mi parecer debe tener el periodismo hoy en día, no en ser parte del modelo de sociedad que se quiere implantar, en la que nadie piensa, nadie toma la iniciativa, solo sigue órdenes y se conforma con lo que diga “el destino”.
Además de que las condiciones se ponen cada vez peor para los trabajadores, en la que se quiere convertir al hombre en una máquina que produzca cada vez más en forma acelerada porque si no la competencia se le lleva el puesto y podría formar parte de la gruesa lista de desempleados; pero tal vez sería una suerte, ya que el salario solo alcanza para una canasta familiar insuficiente, medio pagar deudas y contraer unas nuevas y desear cada vez más en este sistema de consumo para que se vea en la necesidad de conseguir otro trabajo, sea cual sea, sin importar si se le acomoda a su formación y sin reparo alguno por el sueldo ya que la respuesta del jefe seria “si no le gusta bien pueda hay más personas que necesitan el trabajo”.
YARELI LOPEZ PERDOMO
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