¡Nos vigilan!
¿Los estudiantes de la universidad pública corren peligro, están enfrentado graves problemas de seguridad interna por terrorismo o acaso los estudiantes son un peligro que desestabiliza la seguridad no solo de la universidad, también la del sector, por eso necesitan estar vigilados?
¿Los estudiantes de la universidad pública corren peligro, están enfrentado graves problemas de seguridad interna por terrorismo o acaso los estudiantes son un peligro que desestabiliza la seguridad no solo de la universidad, también la del sector, por eso necesitan estar vigilados?
Por: Neyder Salazar
En los estudiantes de la universidad pública se está creciendo el grado de estigmatización como alumnos de un lugar peligroso, en riesgo que amerita y debe estar vigilado para que no se salga de control. Cuando se piensa en estudiante de universidad pública, se tiene en la mente la etiqueta de terroristas e incluso de insurgente y apología al delito, pero basta ya de hipocresía que esa imagen solo la han construido los medios, y sectores políticos que no permiten que se piense diferente al sistema de seguridad de un gobierno que implanta su régimen a fuerza, eso incluye cámaras para vigilar. Esto trae como alegoría al famoso libro 1984 de George Orwell, que con telepantallas el régimen vigilaba, espiaba, controlaba y coartaba la libertad en todo momento a la sociedad, “el Gran hermano te vigila”.
Ser estudiantes de universidad pública, es ser un crítico de la realidad, es estar vinculado en los proceso sociales de su entorno, es ser innovador, idealista y para nada tiene relación con la etiqueta que se ha creado. El centro de conocimiento no puede estar controlado y vigilado en todo momento por cámaras que intimidan y ejercer un poder de control, sobre la libertad y autonomía de cada estudiante que transita sus pasillos, se concentra el ágoras para debatir y en aula para formar el conocimiento. Estar vigilados implica que se atente contra la autonomía de la universidad y la libre circulación de sus estudiantes, quienes están fiscalizados, observados en sus pasos y actuar. Dónde queda la libertad de expresión y de pensamientos, si colocar cámara de seguridad no es más que una de las tantas formas de opresivas y de mantener control.
En lugar donde diverge el libre pensamiento, donde se permite el dialogo, la discusión, construcción de un escenario de debate, la creación de propuestas culturales, políticas que se respetan y se toleran, pero que no se agranden y menos se atenta como terroristas, no debe estar vigilado. Acaso nos obligan a pensar como piensa el gobierno de turno, y el lugar donde se piensa diferente es un espacio que merece ser vigilado porque presenta un riego para las políticas del gobierno, ¿pero dónde queda el derecho a divergir y discernir?
La universidad pública no necesita que la seguridad democrática penetre sus puertas, porque la universidad no va ser objeto de atentados que pongan en riesgo la integridad de los estudiantes, porque aquí es dónde se está pensado el país críticamente, con argumentos y no con violencia. En la universidad pública no se están planeados ni ataques, ni atentados terroristas, aquí lo único que se planea, se adquiere y discute es la construcción de conocimiento. En la academia se desarrolla investigación y se hace debate. Esto no es tema de seguridad, es un tema que contribuya al desarrollo y progreso de un país con sentido social, incluyente y con menos desigualdad.
En que pensaron las directivas cuando permitieron que los estudiantes de una casa del conocimiento se les vigilaran. Cámaras de vigilancia, con el pretexto de brindar mayor seguridad, para el bienestar de los miembros de la universidad. Donde hubo una puja de interés en la posición de la 16 cámara y sus ángulos, estar o no vigilados era la cuestión. Tal vez esta inversión tan costosa no es la medida adecuada y por eso alguien le daño los cables y les apago sus ojos. Quizás las medidas de seguridad sean otras, como poner luz en las noches en lugares poco iluminados donde las cámaras no cumplen mayor función y poco puede hacer la seguridad privada. ¿Acaso son cámaras solo para el día y en qué clase de sectores, a quiénes necesitan vigilar? El problema de que ingresen desconocidos y roben portátiles no es un tema de cámaras, es de un mayor control en la entrada, porque cualquiera entra y no pasa nada.

Ser estudiantes de universidad pública, es ser un crítico de la realidad, es estar vinculado en los proceso sociales de su entorno, es ser innovador, idealista y para nada tiene relación con la etiqueta que se ha creado. El centro de conocimiento no puede estar controlado y vigilado en todo momento por cámaras que intimidan y ejercer un poder de control, sobre la libertad y autonomía de cada estudiante que transita sus pasillos, se concentra el ágoras para debatir y en aula para formar el conocimiento. Estar vigilados implica que se atente contra la autonomía de la universidad y la libre circulación de sus estudiantes, quienes están fiscalizados, observados en sus pasos y actuar. Dónde queda la libertad de expresión y de pensamientos, si colocar cámara de seguridad no es más que una de las tantas formas de opresivas y de mantener control.
En lugar donde diverge el libre pensamiento, donde se permite el dialogo, la discusión, construcción de un escenario de debate, la creación de propuestas culturales, políticas que se respetan y se toleran, pero que no se agranden y menos se atenta como terroristas, no debe estar vigilado. Acaso nos obligan a pensar como piensa el gobierno de turno, y el lugar donde se piensa diferente es un espacio que merece ser vigilado porque presenta un riego para las políticas del gobierno, ¿pero dónde queda el derecho a divergir y discernir?
La universidad pública no necesita que la seguridad democrática penetre sus puertas, porque la universidad no va ser objeto de atentados que pongan en riesgo la integridad de los estudiantes, porque aquí es dónde se está pensado el país críticamente, con argumentos y no con violencia. En la universidad pública no se están planeados ni ataques, ni atentados terroristas, aquí lo único que se planea, se adquiere y discute es la construcción de conocimiento. En la academia se desarrolla investigación y se hace debate. Esto no es tema de seguridad, es un tema que contribuya al desarrollo y progreso de un país con sentido social, incluyente y con menos desigualdad.
En que pensaron las directivas cuando permitieron que los estudiantes de una casa del conocimiento se les vigilaran. Cámaras de vigilancia, con el pretexto de brindar mayor seguridad, para el bienestar de los miembros de la universidad. Donde hubo una puja de interés en la posición de la 16 cámara y sus ángulos, estar o no vigilados era la cuestión. Tal vez esta inversión tan costosa no es la medida adecuada y por eso alguien le daño los cables y les apago sus ojos. Quizás las medidas de seguridad sean otras, como poner luz en las noches en lugares poco iluminados donde las cámaras no cumplen mayor función y poco puede hacer la seguridad privada. ¿Acaso son cámaras solo para el día y en qué clase de sectores, a quiénes necesitan vigilar? El problema de que ingresen desconocidos y roben portátiles no es un tema de cámaras, es de un mayor control en la entrada, porque cualquiera entra y no pasa nada.
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