Cuando nadie participa en los procesos democráticos para representar los intereses colectivos, se imponen medidas que satisfacen el interés particular.
Una democracia se cimienta en el derecho a la participación, de elegir a representantes para que garanticen los derechos colectivos, pero también de ser una opción para representar. Esta última es la característica más preciada de la democracia, es la posibilidad que se tiene de vincularse y participar para representar intereses que beneficien al mayor número de la población en un escenario construido.
El problema de que los gobiernos y autoridades de turno hagan lo que quieren bajo su propio interés es que la ciudadanía no se vincula en la participación de esos procesos. Son dos fenómenos uno el de elegir mal, influenciado y comprado en su conciencia se toman malas elecciones que terminarán afectando a la población. El otro fenómeno es que tras no encontrar opciones diferentes, se actúe ajeno y no se convierta o ayude a construir una alternativa de cambio. Es preocupante cuando no hay quien represente, no hay una alternativa, no hay una voz necesaria que se vincule y participe desarrollando su papel de representar los intereses del pueblo.
En muchos escenarios se abre la posibilidad de participar en juntas directivas, consejos y demás espacios donde se discuten y toman decisiones. Pero el ciudadano actúa alejado a estos procesos y si no hay un ciudadano que represente los intereses, se impondrán otros que no beneficia a la población, sólo buscará intereses particulares.
Así sucedió con las inscripciones para representantes ante Consejo de Facultad de Ciencias sociales y Humanas de la Universidad Surcolombiana. Un estamento valioso para garantizar los derechos de la comunidad académica, sin embargo ningún estudiante, egresado y docente se inscribió para participar en la elección de este Consejo. Igual en otras cuatro facultades no hubo inscripción de representante de los estudiantes, así lo evidencia el acta de inscritos de la Secretaria General (ver Documento). Un proceso que hace parte de la dinámica de participación de una democracia. Desde espacios como estos es donde se debe construir los intereses colectivos, pero se está ajeno a ellos y es por eso que se imponen decisiones que no satisfacen las necesidades de la mayoría.
En esta medida por no tener quien vele por los intereses de los estudiantes, muchas solicitudes de los alumnos que cruzan por el Consejo son negadas, ya que no hay un estudiante que garantice los derechos y respalde las peticiones de la comunidad estudiantil. Por eso la Facultad toma decisiones que desconocen a los estudiantes, ya que no hay una vinculación activa y de representatividad de esta comunidad en el Consejo. Es así como se pasa por encima de los interese del estudiantado, y predomina la imposición de los docentes y otras directivas.
Es un llamado a ser parte activa en la construcción política de escenarios, desde ahí se gestan procesos democráticos y que sin duda son el reflejo de las malas políticas impuestas en la Universidad y en el país. Es necesario que en este tipo de espacios haya la presencia de múltiples voces, una participación de todos los actores de la academia para que no se vulneren los derechos.
El problema de que los gobiernos y autoridades de turno hagan lo que quieren bajo su propio interés es que la ciudadanía no se vincula en la participación de esos procesos. Son dos fenómenos uno el de elegir mal, influenciado y comprado en su conciencia se toman malas elecciones que terminarán afectando a la población. El otro fenómeno es que tras no encontrar opciones diferentes, se actúe ajeno y no se convierta o ayude a construir una alternativa de cambio. Es preocupante cuando no hay quien represente, no hay una alternativa, no hay una voz necesaria que se vincule y participe desarrollando su papel de representar los intereses del pueblo.
En muchos escenarios se abre la posibilidad de participar en juntas directivas, consejos y demás espacios donde se discuten y toman decisiones. Pero el ciudadano actúa alejado a estos procesos y si no hay un ciudadano que represente los intereses, se impondrán otros que no beneficia a la población, sólo buscará intereses particulares.
Así sucedió con las inscripciones para representantes ante Consejo de Facultad de Ciencias sociales y Humanas de la Universidad Surcolombiana. Un estamento valioso para garantizar los derechos de la comunidad académica, sin embargo ningún estudiante, egresado y docente se inscribió para participar en la elección de este Consejo. Igual en otras cuatro facultades no hubo inscripción de representante de los estudiantes, así lo evidencia el acta de inscritos de la Secretaria General (ver Documento). Un proceso que hace parte de la dinámica de participación de una democracia. Desde espacios como estos es donde se debe construir los intereses colectivos, pero se está ajeno a ellos y es por eso que se imponen decisiones que no satisfacen las necesidades de la mayoría.
En esta medida por no tener quien vele por los intereses de los estudiantes, muchas solicitudes de los alumnos que cruzan por el Consejo son negadas, ya que no hay un estudiante que garantice los derechos y respalde las peticiones de la comunidad estudiantil. Por eso la Facultad toma decisiones que desconocen a los estudiantes, ya que no hay una vinculación activa y de representatividad de esta comunidad en el Consejo. Es así como se pasa por encima de los interese del estudiantado, y predomina la imposición de los docentes y otras directivas.
Es un llamado a ser parte activa en la construcción política de escenarios, desde ahí se gestan procesos democráticos y que sin duda son el reflejo de las malas políticas impuestas en la Universidad y en el país. Es necesario que en este tipo de espacios haya la presencia de múltiples voces, una participación de todos los actores de la academia para que no se vulneren los derechos.

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