Por: Oscar Andrés Castillo Santos
Era sábado, Nacional jugaba contra Once Caldas en Medellín. Todos acordamos encontrarnos en la usco más temprano de lo normal para hacer la reunión como es habitual y cuadrar lo del viaje a Manizales luego iríamos todos a ver el partido en un bar.
Siempre nos veíamos temprano para hablar, así que ese día salí a la 1:30 de la tarde de mi casa, aunque el partido era a las cinco y media.
Iba vestido con una camisa de la Selección Colombia, una pantaloneta blanca y unos tenis Skeachers azules que me gustan mucho.
Nunca había querido reunirme con la barra vestido con cosas de Nacional, me parecía que eso daba mucho 'visaje'.
Cuando llegué ya había varios 'parceros'; me senté con ellos y empezamos a hablar acerca del 'bonche' de la semana pasada. Como no había estado, me contaron que los del Huila nos habían corrido del estadio donde nos reunimos uno que otro jueves en la noche y que se habían adueñado de él.
Estábamos molestos, ese sector siempre había sido territorio de la barra Los Del Sur y el kínder - los hinchas del Huila- no podían quitárnoslo. Recuperarlo era cuestión de honor.
Siempre nos veíamos temprano para hablar, así que ese día salí a la 1:30 de la tarde de mi casa, aunque el partido era a las cinco y media.
Iba vestido con una camisa de la Selección Colombia, una pantaloneta blanca y unos tenis Skeachers azules que me gustan mucho.
Nunca había querido reunirme con la barra vestido con cosas de Nacional, me parecía que eso daba mucho 'visaje'.
Cuando llegué ya había varios 'parceros'; me senté con ellos y empezamos a hablar acerca del 'bonche' de la semana pasada. Como no había estado, me contaron que los del Huila nos habían corrido del estadio donde nos reunimos uno que otro jueves en la noche y que se habían adueñado de él.
Estábamos molestos, ese sector siempre había sido territorio de la barra Los Del Sur y el kínder - los hinchas del Huila- no podían quitárnoslo. Recuperarlo era cuestión de honor.
La tarde pasó tranquila. Nos reunimos en la cancha de micro de ingenierías de la usco, decidimos que esa reunión fuera allá porque muchos integrantes de la barra estudiamos en la usco, estábamos en plena reunión cuando unos 8 o 10 hinchas del Huila aparecieron y desde el nuevo teatro nos empezaron a gritar se nos lanzaron con piedras y machetes y uno de ellos se vino a donde estábamos nosotros y se agarro a puño con un amigo, dos integrantes de la barra nuestra sacaron cuchillos que llevaban, al ver esto yo saque una punta pequeña, pero el hincha del Huila salió corriendo cuando nos vio puñal y todos los del Huila se fueron, los celadores llegaron y nos iban a sacar, le mostramos carnet y le dijimos que éramos estudiantes de la usco que los del Huila no lo eran y que a ellos es que tenían que sacarlos. Por un rato la situación se calmo, seguimos en la reunión y dijimos que para no dar tanta boleta no volveríamos a traer camisas del equipo
Nos pusieron contra la pared; yo llevaba la 'pala'- navaja- en el bolsillo de la pantaloneta, pero no me molesté por tratar de esconderla.
A los demás les quitaron 'bareta' -marihuana- y cuatro 'palas'. Yo me quedé esperando a que me requisaran, pero al parecer los 'tombos' se cansaron y nos dejaron ir. Pensé que estaba muy de buenas, no me habían quitado nada.
Cuando llegamos al bar pedimos cerveza y nos relajamos. Apenas me tomé como cinco porque casi no llevaba plata.
En ese partido perdimos 3 a 1 en el 'Atanasio Girardot'. No lo criamos en nuestra casa perdimos con lo manizalitas, estábamos ardidos
Los Del Sur vs Alta Tensión
ya nos íbamos para la casa, nosotros éramos unos 15 y estábamos cuadrando cuando y en donde seria la próxima reunión, cruzábamos la calle 28 y cuando llegamos a la esquina del Liceo los vimos, nuevamente eran los del Huila, empezaron a tirarnos botellas y piedras, esta vez eran más, unos 30 corrimos hacia la usco para escondernos, pero un parcero nos grito y nos dijo.
-No que va… vamos a darles duro, esta vez no nos corren.
Esos gritos nos mentalizaron. Yo fui el primero que caminó hacia ellos, los demás me siguieron.
Ahora era matar o morir.
- ¡Nadie corra, nadie mire hacia atrás!, grité.
Me fui de frente, empecé a esquivar las rocas, sólo pensaba que tenía que hacer respetar a Los Del Sur Neiva y que los del Huila no nos podían correr.
Me imagino que todos me siguieron, porque los otros empezaron a retroceder.
Sólo uno se me vino de frente, creo que le decían 'El Borracho', y me pegó con un palo en la pierna izquierda; me acuerdo porque ahí tenía el celular.
Se resbaló después de pegarme y cuando lo vimos en el piso, todos nos fuimos encima con patadas.
Yo me alejé del tumulto porque escuché a la gente de la cancha de Cándido gritar - déjenlo quieto, no sean asesinos.
Cuando volteé a ver, alguien alzó una piedra y se la soltó sobre la cabeza.
En ese momento me di cuenta que se había formado un trancón; ningún carro había querido pasar por ahí, también vi que en la otra esquina estaban los supuestos amigos del tipo.
Las sirenas de los carros de la Policía empezaron a sonar. Entonces corrí con un amigo y su novia.
Sólo quería coger un colectivo que me llevara a mi casa, nos sentamos afuera de la usco unos segundos, paso el colectivo y aunque el man no quería parar, lo hizo.
Me senté en una de las sillas de atrás, al lado de la ventana y no entendía lo que había acabado de pasar. Miré el reloj y apenas habían pasado 20 minutos desde que salimos del bar.
Pensé en los que se habían quedado y confié en que no les hubiera pasado nada, los tres nos miramos y lo único que hicimos fue reírnos, no supe si fue por miedo o porque nos escapamos.
De vuelta a la normalidad
Cuando llegué a mi casa había una fiesta, creo que mi prima estaba cumpliendo años. Todos me preguntaron en dónde estaba y yo les dije que viendo el partido. Nadie dijo nada.
Tomé aguardiente, me relajé y el tema se me olvidó.
Sin embargo, tenía miedo de que me persiguieran y de que alguien nos 'sapiara'. Al día siguiente no quise salir, me quedé todo el día viendo fútbol y me dormí temprano.
Tres días después mi mamá me levantó asustada con un periódico en las manos y me leyó la nota que habían publicado sobre el 'bonche'.
Ahí me enteré de que 'El borracho' tenía 16 años, que había recibido 4 puñaladas y que fue intervenido quirúrgicamente.
Mi mamá me preguntó que si había estado ahí y obviamente le dije que no. Lo único que podía pensar en ese momento era que los supuestos amigos de 'el borracho' no habían hecho nada para protegerlo, y que finalmente los que le salvaron la vida fueron los gritos de la gente de la cancha, que a la larga, fueron los que nos dispersaron.
No siento culpa porque el tipo sobrevivió y aunque seguiré siendo barrista, ya no busco 'bonches', lo que pasó ese día no lo quiero repetir, quiero seguir con mi universidad y terminar pronto, pero no dejare de alentar a mi equipo.
Ahora era matar o morir.
- ¡Nadie corra, nadie mire hacia atrás!, grité.
Me fui de frente, empecé a esquivar las rocas, sólo pensaba que tenía que hacer respetar a Los Del Sur Neiva y que los del Huila no nos podían correr.
Me imagino que todos me siguieron, porque los otros empezaron a retroceder.
Sólo uno se me vino de frente, creo que le decían 'El Borracho', y me pegó con un palo en la pierna izquierda; me acuerdo porque ahí tenía el celular.
Se resbaló después de pegarme y cuando lo vimos en el piso, todos nos fuimos encima con patadas.
Yo me alejé del tumulto porque escuché a la gente de la cancha de Cándido gritar - déjenlo quieto, no sean asesinos.
Cuando volteé a ver, alguien alzó una piedra y se la soltó sobre la cabeza.
En ese momento me di cuenta que se había formado un trancón; ningún carro había querido pasar por ahí, también vi que en la otra esquina estaban los supuestos amigos del tipo.
Las sirenas de los carros de la Policía empezaron a sonar. Entonces corrí con un amigo y su novia.
Sólo quería coger un colectivo que me llevara a mi casa, nos sentamos afuera de la usco unos segundos, paso el colectivo y aunque el man no quería parar, lo hizo.
Me senté en una de las sillas de atrás, al lado de la ventana y no entendía lo que había acabado de pasar. Miré el reloj y apenas habían pasado 20 minutos desde que salimos del bar.
Pensé en los que se habían quedado y confié en que no les hubiera pasado nada, los tres nos miramos y lo único que hicimos fue reírnos, no supe si fue por miedo o porque nos escapamos.
De vuelta a la normalidad
Cuando llegué a mi casa había una fiesta, creo que mi prima estaba cumpliendo años. Todos me preguntaron en dónde estaba y yo les dije que viendo el partido. Nadie dijo nada.
Tomé aguardiente, me relajé y el tema se me olvidó.
Sin embargo, tenía miedo de que me persiguieran y de que alguien nos 'sapiara'. Al día siguiente no quise salir, me quedé todo el día viendo fútbol y me dormí temprano.
Tres días después mi mamá me levantó asustada con un periódico en las manos y me leyó la nota que habían publicado sobre el 'bonche'.
Ahí me enteré de que 'El borracho' tenía 16 años, que había recibido 4 puñaladas y que fue intervenido quirúrgicamente.
Mi mamá me preguntó que si había estado ahí y obviamente le dije que no. Lo único que podía pensar en ese momento era que los supuestos amigos de 'el borracho' no habían hecho nada para protegerlo, y que finalmente los que le salvaron la vida fueron los gritos de la gente de la cancha, que a la larga, fueron los que nos dispersaron.
No siento culpa porque el tipo sobrevivió y aunque seguiré siendo barrista, ya no busco 'bonches', lo que pasó ese día no lo quiero repetir, quiero seguir con mi universidad y terminar pronto, pero no dejare de alentar a mi equipo.
Gracias a Julián, por la charla que tuvimos en la cafetería de don Armando (Café y Letras). Reconozco que al principio dudo en contarme la historia, pero confió en mí como periodista, sus palabras fueron mas que suficientes para entender lo grande que es la vida.
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