Durante el 2008 Hermelinda Andrade fue noticia en los medios regionales del departamento del Huila debido al abandono en el que se encontraba, ya que los ácaros y las hormigas que se hallaban en su humilde vivienda en el barrio Alberto Galindo estaban comiendo sus pies y no precisamente por la dulzura de esta anciana, si no porque está abuela de noventa y tres años de edad se encontraba sola, sin ninguna persona que realmente la protegiera y le brindara los cuidados que un ser humano a esta edad requiere.
Pero la soledad no fue la única culpable del estado de doña Hermelinda, sino también su situación económica que no le permitió vivir en condiciones más humanas.

Ni los medios de comunicación, ni los vecinos lograron que la secretaria de salud municipal encontrara un lugar donde doña Hermelinda pudiera tener unos mejores días, solo el corazón y el espíritu de bondad que caracterizan a los miembros del hogar divina providencia que no tiene ningún convenio con el estado, pudieron brindarle el cuidado y amor que esta abuelita requería. “La fundación fue algo que el señor puso en mi corazón y en el corazón de mis hijos, porque la fundación la manejamos nosotros, aquí quienes trabajan son mis hijos, mis nueras, mis nietos y la obra se sostiene de la divina providencia de la gente que nos trae la comida, la ropa, la plática que necesitamos por que aquí se paga arriendo, se pagan servicios…” expresa Alicia Hernández fundadora del hogar divina providencia.
Cualquier persona pensará que para tener una fundación se necesita dinero y están en lo cierto, pero la señora Alicia no pensó lo mismo cuando decidió crear hace seis años el hogar Divina Providencia, pues solo pensó en ayudar al prójimo ya que si Dios le había dado la oportunidad de vivir ella también debía ayudar y así empezó, abrió las puertas de la fundación y llego el primer abuelo y con él, el primer mercado y las primeras tres camas.
Son muchas la razones que llevaron a que la señora Alicia Hernández creara esta fundación y que entregara su vida a ayudar a los abuelos de una manera desinteresada. Una de esas razones fue ser sanada de cáncer hace 26 años, un cáncer terminal que en la mayoría de los casos lleva a la muerte, pero que en el caso de esta mujer la llevo a encontrarle un nuevo sentido a su vida; “ahí surgió mi encuentro personal con Cristo y me di cuenta que se ama a Dios amando al prójimo, que hemos sido creados para amar y para servir”, comenta doña Alicia.
A los abuelos en la divina providencia no solo se les brinda techo, comida, vestuario, sino que también mucho amor y servicios de salud debido a la edad y al estado en que llegan. De la salud de los abuelos se encarga Sandra Yoleth Medina Hernández hija de Alicia Hernández que también ha dedicado estos últimos seis años al servicio, Sandra tuvo la oportunidad de estudiar enfermería gracias a un beca que un amigo que conocía la labor decidió ayudarle para continuar con sus estudios y así poder colaborar más con los abuelos.
Esta fundación lleva seis años de servicio, en estos momentos se tienen alrededor de un poco más de veinte abuelos, pero el sueño de las personas que trabajan en la fundación es de poder albergar a muchos más. A la divina providencia fue donado un lote ubicado en el sector vía caguan en donde se tiene pensado hacer la casa de la fundación, para que así los abuelos tengan más espacio y mejor comodidad, claro está que este sueño se podrá hacer más rápido si se obtienen más ayudas y si usted como ciudadano se une a la causa; pues la divina providencia cuenta con un plan padrino donde cualquier persona que esté dispuesta a colaborar puede adoptar un abuelo y cuidar de él no solo económicamente si no también brindarle todo el amor que ellos necesitan.
Doña Hermelinda Andrade llego a la divina providencia en un estado muy crítico, padecía de una desnutrición severa y por esta razón era muy difícil canalizarla para ponerle el suero. Falleció el 23 de octubre dejando en la fundación y en quienes la conocieron el valor de sobrevivencia, pero también el horror del abandono tanto de la sociedad como del estado por esta población tan vulnerable y diariamente olvidada como lo son los abuelos.